Además de pionero de la aviación, el francés Clément Ader
(1841-1925) ha pasado a la historia como inventor polivalente, con importantes
contribuciones al desarrollo del teléfono y de los micrófonos. A él se le debe
la instalación, en 1880, de la primera línea telefónica francesa, en París.
Hombre adelantado a su tiempo, Clément Ader estaba
convencido que el futuro de la humanidad estaba en las alturas. Por ello
estudió al detalle, y durante años, el vuelo de las más diversas especies
animales, en particular los pájaros y los murciélagos, antes de lanzarse él
mismo a la conquista de las nubes.
Los primeros globos aerostáticos en llevar su nombre
aparecieron en torno a 1870. Pero Clément Ader quería llegar más lejos. Por
ello, no cesó en desarrollar modelos de aeronaves nunca vistas hasta entonces. En
1870, este genial ingeniero tolosano diseñó y construyó un llamativo planeador,
similar a un ave, y que además cubrió con plumas.
Pero el aparato por el que siempre será recordado Clément Ader
es por su Avión, un artefacto volador con forma de murciélago, impulsado por
una hélice y sostenido por unas impresionantes alas de 14 metros de envergadura.
El modelo más desarrollado fue su Avion III, a día de hoy expuesto en el Musée
des Arts et Métiers de París.
Los fracasos de estas aeronaves desanimaron a Clément Ader,
quien acabaría volcándose en su afición por las telecomunicaciones. Sin
embargo, la posteridad quiso que su Avión diera nombre al aparato con que Ader
soñó y que tanto peleó por hacer realidad.
jiji
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